Eric Uribares
Las violaciones
La noche del domingo pasado, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), dio un mensaje a la sociedad en televisión nacional. En él, se dice que entre los muchos retos que tiene el país, destaca “el respeto a la vida humana desde el momento de la concepción y hasta la muerte natural”; y concluye que “respetar el derecho a la vida, se encuentra en la base de la auténtica democracia y del verdadero Estado de derecho”.
El spot es una violación a nuestra carta magna y al espíritu del Estado laico mexicano. Es además, hay que decirlo, un spot mañoso, porque borda fino en el lenguaje, buscando no infringir la ley de forma explícita (aún así, al mejor cazador se le va la liebre).
Según el constitucionalista Raúl González Schmal, nuestro modelo de Estado laico considera la separación Iglesia-Estado y las restricciones a los líderes de cultos religiosos, por encima de las libertades religiosas o la formación de la conciencia individual, como sucede en otros modelos de laicismo.
Me parece quela preocupación no es banal. La historia política de nuestro país (hasta antes del constituyente) estaba estrechamente vinculada a la religión: iniciamos nuestra independencia al grito de “Viva la virgen de Guadalupe”, el primer intento de constitución (Los sentimientos de la Nación) consagra el dogma católico y tuvimos un par de imperios católicos. Por eso mismo, el inicio del artículo 130 de la Carta Magna, base de nuestro Estado laico, asume que “el principio histórico de la separación del Estado y las Iglesias orienta las normas contenidas en el presente”.
El spot del CEM es una opinión política en un momento político crucial para el tema en cuestión. Ha faltado, por lo tanto, al espíritu de las leyes que sustentan nuestro Estado laico. Pero también, como ya lo anticipaba, ha violado la constitución.
El citado artículo 130 de la Carta Magna dice, en su inciso e, que los ministros de algún culto no podrán…”en actos de culto, o de propaganda religiosa…oponerse a las leyes del país ni a sus instituciones”.
Si bien es cierto que el spot de la CEM cuida no “oponerse” ni criticar a la Suprema Corte (más aún, dicen merecerle admiración), su pronunciamiento político sí está oponiéndose de facto a una Ley ya aprobada, o mas específicamente, a una serie de reformas que ya existen y son parte de nuestro Estado de derecho. Y al oponerse a una ley emanada de una institución del Estado (la ALDF), están oponiéndose, también de facto, a dicha institución.
La provocación
Recientemente, en la presentación de su libro El Estado laico y sus malquerientes, Carlos Monsivais dijo que “la derecha y la Iglesia han tratado de redefinir conceptos de laicismo, como libertad religiosa o como libertad de expresión, pero no lo han conseguido”.
Ahora bien, lo cierto también es que muchas democracias liberales de carácter progresista (España, por ejemplo), principalmente aquellas que ponen el acento en las libertades individuales e igualdades sociales, comienzan a transitar hacia legislaciones menos anticlericales, con Estados que reconocen el derecho de los ministros de cultos religiosos a ser ciudadanos con plenos derechos e igualdad ante la ley, esto significa por ejemplo, poder ser votado para un cargo de elección popular.
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