24 nov 2008

Tercera Jornada por la despenalizacion de la marihuana

Mística Socialdemócrata 3

Enrique Villarreal
La mística socialdemócrata fue anterior al PSD y sobrevivirá a él y a cualquier organización política. Es una fe en la posibilidad y en la factibilidad de lograr cambios políticos, económicos y sociales en beneficio de las grandes mayorías del país –y del mundo- a través de vías electorales, legislativas, gubernamentales, en suma, democráticas. Esta mística ha dado lugar a ideas, planes, políticas, instituciones, y entre ellas partidos políticos.
El PSD, resultado de esta mística, pretende ser un instrumento de cambio social progresista, en manos ciudadanas (su creación fue eminentemente por voluntad de personas libres) y al servicio de ellas. Sin embargo, su nacimiento y desarrollo ha enfrentado grandes obstáculos, tanto externos como internos, y ha sufrido diversas crisis, que han dificultado su proyección política y social, aun cuando ha sido precisamente esta mística lo que ha coadyuvado en la superación de todas las dificultades, poder sobrevivir, desarrollarse y competir. Pero esta mística se pone a prueba día a día por el contexto negativo imperante.
La actividad política, especialmente la partidista, enfrentan condiciones sumamente adversas, sobre todo para aquellos partidos –como el PSD- que a penas emergen dentro del espectro nacional.
Una condición general negativa, y no exclusiva de México, se refiere a la crisis de la política y de las ideologías; dos caras de la misma moneda. El descrédito de la política evidentemente se debe a que no le ha cumplido a la gente, en gran en parte porque siguen imperando comportamientos corruptos –faltos de ética- y únicamente en beneficio de intereses corporativos, caciquiles y de elite; la política como negocio y ejercicio arbitrario y demagógico del poder. La política como instrumento de enriquecimiento de pocos y de empobrecimiento de muchos.
Justamente esta mala praxis política ocasiona que la gente deje de creer en las ideologías, en las ideas, en los discursos, si bien no es el único factor, ya que evidentemente el individualismo, el materialismo y consumismo dominantes en nuestra sociedad influyen poderosamente para socavar el idealismo, los valores sociales y los intereses comunitarios. Además, el colapso del bloque socialista fue un duro golpe contra el socialismo (en su versión marxista-leninista), y, en general, se promovió un desencanto sobre la posibilidad de nuevas utopías y mundos alternativos.
Si bien el resultado de esta crisis ha sido un profundo desencanto, desconfianza y rechazo por la política y las ideologías, y hasta de la misma democracia, para millones de personas en México y en el mundo, incluyendo a los jóvenes, no ha sido obstáculo para la emergencia de nuevos partidos (como el PSD) y múltiples movimientos políticos y sociales (ONGs, redes, foros, etc.), que pretenden ejercer la política con base en ideales y principios, en una ética de convicción y responsabilidad. Es decir, se mantiene la esperanza de un mundo mejor, una esperanza de la que se nutre la mística socialdemócrata, y en ello las nuevas generaciones desempeñan un rol fundamental, ya que son ellas quienes construirán y comandarán la sociedad futura.
Este contexto general negativo es una condición estructural general, aunque no es la fuente única de las circunstancias adversas del quehacer político, en especial las que enfrenta el PSD. Sin duda, la específica situación política, económica y social de nuestro país dificulta poderosamente el trabajo socialdemócrata.
De entrada, México es una de las naciones más desiguales del mundo. Por lo menos la mitad del país se encuentra en la pobreza frente a una minoría de privilegiados (el más rico del planeta es mexicano), lo cual es factor causal del clientelismo, el corporativismo y, en general, del lucro político que se hace con la pobreza y las necesidades básicas de la población. En cuanto a lo económico, en los últimos 25 años ha imperado el estancamiento económico, el desequilibrio regional y sectorial, el desempleo y la falta de oportunidades, lo que también es fuente de desigualdad y de servidumbre política. Esta condiciones económicas y sociales crean un marco propicio para que en lo político siga imperando la oligarquía tripartidista. La democracia restringida que vivimos no permite el despliegue de la pluralidad y las libertades políticas. Existe una competencia sumamente feroz desleal e inequitativa, favorable a los tres principales partidos, y a la perpetuación de cacicazgos políticos, particularmente en los estados y municipios, y por ende contraria a las organizaciones partidarias –como el PSD- que aspiran a una mayor democratización del país. Por ello, existen poderosos intereses contrarios a que prospere una alternativa política como la que representa el PSD.
En los procesos electorales es donde mayormente se manifiesta esta disparidad estructural, y justamente es en estas lides donde es mayor la necesidad de la mística socialdemócrata: la fe en sus ideales la fuerza en sus convicciones, la voluntad de entrega y sacrificio, la combatividad, la disciplina, el trabajo en equipo, el conocimiento del marco legal, del rival y del terreno, la capacidad organizadora y de proselitismo y propagandística, la creatividad, entre otras cualidades indispensables para superar las dificultades y cosechar triunfos.
Precisamente la adversidad puede ser una oportunidad para aprovechar los agravios e injusticias del sistema como un terreno fértil para la mística socialdemócrata, pero como un asunto de sumar voluntades, con base en convicciones y coincidencias, jamás explotando carencias y necesidades.

Política de economías y valor máximo

Marco Vera
Compañeros:

El partido enfrenta una situación económica muy difícil debido a la infinidad de deudas que estamos pagando ya sea al IFE o incluso a nuestros proveedores. Hemos llegado al punto en que los miembros del Comité Ejecutivo Nacional tengan que dejar pasar parte de la nueva quincena antes de cobrar. Los estados padecen de falta de recursos y hacen malabares para poder continuar sus trabajos. Esta es pues la condición económica en lo general y pareciera que me esfuerzo por mostrar un panorama oscuro pero realmente no es así. Solo no tenemos dinero. El hecho es que el resto de los partidos invertirá millonadas del dinero de todos los mexicanos en la campaña que se aproxima y nosotros haremos un gasto módico, irrisorio.

Aun cuando todo parece estar en nuestra contra, podemos ganar, no solo podemos refrendar el registro de nuestro partido sino crecer. El pueblo esta arto del descarado despilfarro de los partidos que integran la santísima trinidad el PRI (Padre) el PRD (Hijo) y el PAN (Espíritu santo), con toda seguridad puedo decirles que cada peso que gastan los partidos grandes -y sus partiditos satélites- es un clavo más para su ataúd.
El pueblo mira con odio a los políticos que disfrutan de lujos y comodidades escandalosas como tener animales exóticos en el jardín y son objeto de la rabia colectiva los políticos que reciben sobornos en maletines con fajos de billetes.

En general el pueblo tiene facturas pendientes para todos los partidos excepto el nuestro. Nosotros no nacimos ni de un partido político viejo, ni nacimos con la venia del PAN por medio de una estructura corporativa, ni fuimos financiados por viejos priistas como Raúl Salinas. Nuestro partido es un hijo legítimo de la sociedad.

Que el pueblo mexicano odie a sus políticos no es ninguna novedad, si es novedad que nuestro pueblo ya aprendió a castigar a esos mismos políticos que odia. Por esa razón le arrebato la presidencia al PRI en el año 2000 y por eso mismo la constante para el PRD ha sido una pérdida de voto duro impresionante como el caso de la recién pasada votación en guerrero donde perdió bastiones de profunda tradición perredista. Por esta razón que nuestro partido no comparta la deuda histórica que el resto de los partidos tiene con la sociedad es bueno, pero no tener dinero es más bueno porque a lo interno quienes están por motivos distintos a la coincidencia de proyecto tendrán que irse y los que estamos por convicción tendremos que redoblar esfuerzos.

Lo que debemos hacer es impulsar una política de economías en nuestro partido al reducir al máximo los gastos, vigilando que nadie tenga dobles entradas cobrando en dos sedes (por ejemplo). La Liga Juvenil tiene que erigirse como autoridad moral a este respecto en el partido al demostrar la máxima eficiencia al menor de los costos posibles es por eso que nuestra política de economías también tiene que ser una política de valor máximo al potenciar siempre todas las inversiones que haga el partido en eventos, foros, conferencias, debates y trabajo en las calles.

Se puede potenciar el trabajo del partido de muchas formas; desde participando micrófono en mano hasta aprendiendo y tomando nota mental. Lo único inválido es la apatía.

Compañeros de la liga, quisiera finalizar este documento expresando que me siento sumamente orgulloso de que la liga solo cuesta al partido un poco de café y galletas para las reuniones. Me siento satisfecho de que no exista una Secretaría de Jóvenes nacional ni una comisión pagada ni nada parecido. Porque además cuando existen dichos espacios no hay garantía de eficiencia.

La liga Juvenil Socialdemócrata no cuesta formalmente al partido ni un solo peso, no posee ni una sola oficina, no convence por medio de dinero. Es de desear que el resto de los programas que nuestro presidente decidió impulsar tampoco generen gastos innecesarios y si generan algún gasto el resultado sea óptimo. Recordemos en todo momento que ser socialista es producir más de lo que se consume.

Política de economías y valor máximo

Marco Vera
Compañeros:

El partido enfrenta una situación económica muy difícil debido a la infinidad de deudas que estamos pagando ya sea al IFE o incluso a nuestros proveedores. Hemos llegado al punto en que los miembros del Comité Ejecutivo Nacional tengan que dejar pasar parte de la nueva quincena antes de cobrar. Los estados padecen de falta de recursos y hacen malabares para poder continuar sus trabajos. Esta es pues la condición económica en lo general y pareciera que me esfuerzo por mostrar un panorama oscuro pero realmente no es así. Solo no tenemos dinero. El hecho es que el resto de los partidos invertirá millonadas del dinero de todos los mexicanos en la campaña que se aproxima y nosotros haremos un gasto módico, irrisorio.

Aun cuando todo parece estar en nuestra contra, podemos ganar, no solo podemos refrendar el registro de nuestro partido sino crecer. El pueblo esta arto del descarado despilfarro de los partidos que integran la santísima trinidad el PRI (Padre) el PRD (Hijo) y el PAN (Espíritu santo), con toda seguridad puedo decirles que cada peso que gastan los partidos grandes -y sus partiditos satélites- es un clavo más para su ataúd.
El pueblo mira con odio a los políticos que disfrutan de lujos y comodidades escandalosas como tener animales exóticos en el jardín y son objeto de la rabia colectiva los políticos que reciben sobornos en maletines con fajos de billetes.

En general el pueblo tiene facturas pendientes para todos los partidos excepto el nuestro. Nosotros no nacimos ni de un partido político viejo, ni nacimos con la venia del PAN por medio de una estructura corporativa, ni fuimos financiados por viejos priistas como Raúl Salinas. Nuestro partido es un hijo legítimo de la sociedad.

Que el pueblo mexicano odie a sus políticos no es ninguna novedad, si es novedad que nuestro pueblo ya aprendió a castigar a esos mismos políticos que odia. Por esa razón le arrebato la presidencia al PRI en el año 2000 y por eso mismo la constante para el PRD ha sido una pérdida de voto duro impresionante como el caso de la recién pasada votación en guerrero donde perdió bastiones de profunda tradición perredista. Por esta razón que nuestro partido no comparta la deuda histórica que el resto de los partidos tiene con la sociedad es bueno, pero no tener dinero es más bueno porque a lo interno quienes están por motivos distintos a la coincidencia de proyecto tendrán que irse y los que estamos por convicción tendremos que redoblar esfuerzos.

Lo que debemos hacer es impulsar una política de economías en nuestro partido al reducir al máximo los gastos, vigilando que nadie tenga dobles entradas cobrando en dos sedes (por ejemplo). La Liga Juvenil tiene que erigirse como autoridad moral a este respecto en el partido al demostrar la máxima eficiencia al menor de los costos posibles es por eso que nuestra política de economías también tiene que ser una política de valor máximo al potenciar siempre todas las inversiones que haga el partido en eventos, foros, conferencias, debates y trabajo en las calles.

Se puede potenciar el trabajo del partido de muchas formas; desde participando micrófono en mano hasta aprendiendo y tomando nota mental. Lo único inválido es la apatía.

Compañeros de la liga, quisiera finalizar este documento expresando que me siento sumamente orgulloso de que la liga solo cuesta al partido un poco de café y galletas para las reuniones. Me siento satisfecho de que no exista una Secretaría de Jóvenes nacional ni una comisión pagada ni nada parecido. Porque además cuando existen dichos espacios no hay garantía de eficiencia.

La liga Juvenil Socialdemócrata no cuesta formalmente al partido ni un solo peso, no posee ni una sola oficina, no convence por medio de dinero. Es de desear que el resto de los programas que nuestro presidente decidió impulsar tampoco generen gastos innecesarios y si generan algún gasto el resultado sea óptimo. Recordemos en todo momento que ser socialista es producir más de lo que se consume.