11 nov 2008

Hablemos de socialismo, hablemos de democracia (segunda entrega)

Eric Uribares

Para continuar la serie que inicié hace unas semanas, comenzaré por contestar algunas de las inquietudes de mi amigo Marco e intentaré hilar otras ideas (pa provocarlo, ojalá pegue) sobre el socialismo democrático.

Efectivamente, Del rojo al rosa: La disolución del discurso antagónico de izquierda en México, libro del que soy coautor, se circunscribe a la izquierda institucional, más específicamente, partidista. Tal cosa no me parece ni blasfemia ni ignorancia, y no significa que los autores desconozcamos la existencia de la otra izquierda, esa que ha optado por distintos caminos como forma de lucha. Sucede que había la necesidad académica de circunscribir el tema a ciertas variables. Toda investigación de carácter científico social, como es el caso de Del rojo al rosa, pasa por limitantes reales de tiempo y recursos humanos y económicos. Tuvimos que decidir, y optamos por la analizar aquella izquierda que, a nuestro parecer, incide más activamente en la vida pública del país.

Ahí queda pendiente una segunda parte necesaria, la de esa otra izquierda, pasada por las teorías del análisis del discurso, propuestas por Chantal Mouffe y Ernesto Laclau, en Hegemonía y estrategia socialista: Hacia una radicalización de la democracia, teorías que a mi parecer, renuevan el ideario para la construcción del socialismo en sociedades menos utópicas, más complejas y más reales que aquellas que dividen el mundo entre buenos y malos, entre burguesía y proletariado.


La idea de la dictadura del proletariado me parece bueno mantenerla en cuanto referente del socialismo clásico, pero sinceramente creo que la dictadura como instrumento es un camino que erróneo. En dado caso, me parecería mejor hablar de la Democracia del proletariado, es decir, de la democracia social.


El socialismo es posible redefiniendo un marco teórico; ciertos parámetros y conceptos. Socialismo democrático no significa abandonar la esencia del socialismo, que, como bien nos recuerda Marco, es economía planificada y control estricto de los mercados. Socialismo democrático significa, eso sí, utilizar instrumentos distintos a la dictadura del proletariado para implantar el socialismo. Utilizar en primera instancia, como bien dice Enrique Villarreal en Mística socialdemócrata 2, la vía electoral para llegar al poder y, desde ahí, impulsar la radicalización de la democracia y convertir a ésta, en una democracia socialista, una Democracia del proletariado si es que se le quiere llamar así, una democracia que cambie las reglas de acceso al poder, eso es lo primero y debería ser el objetivo primordial de los socialistas democráticos.

Cambiar las reglas para acceder al poder es una transformación profunda y necesaria en un Estado en vías de convertirse en socialista democrático. Los cambios económicos que requiere un Estado socialista tienen que ser aprobados por una Asamblea General cuyos representantes hayan accedido a ese sitio a través de las nuevas reglas de radicalización de la democracia.

Nuevas reglas que, por cierto, tienen que garantizar la representatividad real de la sociedad, ahí está el reto, construir un proyecto de democracia socialista (socialdemócrata) y lograr que el proletariado, que los desposeídos, que las minorías, que las clases bajas, consoliden una gran mayoría que haga valer su número y se imponga en la toma de decisiones por un país igualitario y justo.

1 comentario:

Socialdemócrata dijo...

SOCIALDEMÓCRACIA SIN SOCIALDEMÓCRATAS Ó SOCIALDEMÓCRATAS SIN SOCIALDEMOCRACIA

Mi cabeza tiene meses dando vueltas, y lo digo tal cual, franca y sinceramente, porque así es, de vuelta en vuelta de razonamiento en razonamiento, y dirán que ¿por qué? Amén de qué ó quién, pues simple y sencillo, la culpa de todo la tiene la SOCIALDEMOCRACIA, l@s SOCIALDEMÓCRATAS y todo lo que huela a esto, ¿por qué? Sencillo, hace más de dos años, en un mar de romanticismo y ganas de cambiar al mundo, busque una verdadera opción política, una forma de hacer política diferente, nueva, con una clara distancia de la tradicional, y que obviamente enarbolara el respeto a las libertades individuales, a la dignidad humana, que buscara el cambio, y no callera en exageraciones, un partido reformista, liberal, democrático y lo encontré, "Alternativa Socialdemócrata y Campesina" era su nombre bien recuerdo, con Patricia Mercado a la cabeza, y después como candidata presidencial de este partido. Tuve la primer oportunidad de conocer a Patricia Mercado de cerca, escucharla, jactarme de ese discurso que tan bien me venía y placido hacia mío, pero como decía, por azares del destino no pude, esto fue uno de los principales motores que me hizo aferrarme a buscar la oportunidad y la cercanía con el proyecto de Patricia Mercado, hice todo lo habido y por haber para estar ahí, ser parte de, fue entonces cuando recibí un correo electrónico invitándome a participar, Andrés Lajous Loaeza firmaba.

Yo tenía ya antecedentes de este nuevo partido, Democracia Social con Gilberto Rincón Gallardo y México Posible de la mano también de Patricia Mercado. Una cosa era clara, desde siempre se busco la afinidad política de la socialdemocracia, de ese socialismo democrático consciente.

Pero a diferencia de las APN (Asociación Política Nacional) anteriores "Democracia Social" y "México Posible", Alternativa Socialdemócrata y Campesina, mantuvo su registro y se convirtió en PPN (Partido Político Nacional) con vida garantizada a nivel federal hasta el 2009, una nueva opción política con Diputad@s Federales en el Congreso de la Unión y Asambleístas en el DF, fue entonces que más enamorado me vi de la socialdemocracia, ahora no sólo era un discurso político, sino todo un ente en lo cabido institucional, que llevaría las propuestas socialdemócratas al Congreso, a la ALDF (Asamblea Legislativa del Distrito Federal).



El Partido no diré que creció, porque no fue así, sin embargo logró llevar a la ALDF, la iniciativa para las sociedades de convivencia, que después fue aprobada, otra importante y significativa, la despenalización del aborto en la Ciudad de México, causante de grandes controversias e incluso problemas con el clero mexicano y sus abogados, existen otras iniciativas emanadas de la socialdemocracia mexicana, pero que hoy no mencionaré más (espero). Bien recuerdo que l@s integrantes del partido Alternativa Socialdemócrata, (ya sin lo de campesina, por cambios de nombre) aplaudíamos estos logros en su momento, rasgábamos nuestras vestiduras y acrecíamos nuestro sentimiento partidario con orgullo, era un logro más de la socialdemocracia y los socialdemócratas mexicanos.

Pero como en todo partido político, llegaron las diferencias, Alternativa Socialdemócrata se quebró, sus principales dirigentes no encontraron conciliación a sus diferencias y llegó la tan esperada y anunciada renovación de dirigencias, a través de un método, a primera vista interesante, pero que francamente no era adaptable al contexto mexicano, propiciaba el clientelismo y toda la porquería política de la que tanto se quejó en lo discursivo, pero practico en lo práctico.

Alberto Begné de un lado y Patricia Mercado del otro, ambos buscando la dirigencia nacional del partido, a decir verdad, es poco lo que se puede hacer con sólo buenas intenciones, convicción e ideología, por esto, Alberto Begné no despreciando ni un poquito la oportunidad de seguir siendo el presidente del partido, echo mano de negociaciones y negocios con terceros, para seguir presidiendo al partido a nivel nacional, Patricia Mercado sin embargo se mantuvo en una línea diferente, preponderando siempre las buenas intenciones, convicción e ideología, esto no quiere decir que otras personas quizá cercanas a ella y a su grupo no hayan utilizado las viejas mañas políticas de las que echaron mano Alberto Begné y otras personas de su grupo. Sería un ciego si no lo hubiera notado, y más si no reconociera que de los dos lados hay gente que vale la pena en su practicar político y gente que simplemente representa las más viejas mañas políticas, lo indeseable en un partido como Alternativa Socialdemócrata en ese entonces, ahora: Partido Socialdemócrata (en un segundo cambio de nombre). Que podría decir que no se haya dicho ya.

Aún con todo lo que ha pasado en torno a la socialdemocracia en México, sigo creyendo en ella, creo firmemente que se han logrado cambios importantes, creo que no tod@s l@s que se dicen Socialdemócratas lo son y sobre todo creo que la manera más fiel de representar todo aquello en lo que creo, es seguir llamándome socialdemócrata, no puedo simplemente dejar de serlo, porque en la actualidad no tod@s l@s que se dicen socialdemócratas lo sean, no puedo hacer un berrinche y decir que la socialdemocracia es una basura cuando más de 2 años me la pase enarbolando la socialdemocracia en México, desde palabras, hasta discusiones. No puedo ahora decirme equivocado, porque entonces mi convicción sería tintineante, y en pocas palabras todo lo que hice por Alternativa Socialdemócrata sería mentira, tiempo tirado a la basura y como ciudadano mi congruencia sería poquitísima, porque entonces sería estar equivocado desde antes. Como aspirante a político, menor que poca congruencia tendría, más cuando nunca he esperado ser como l@s de siempre, para l@s que es bien fácil cambiar de ideología como l@s PRIistas que se visten de moda, ó l@s políticos es@s, que un día son más derechistas que el Papa, otro día son de izquierda y cuando les conviene de centro, de es@s que se mueven según sus intereses.

Seré congruente conmigo mismo de aquí en adelante, congruente con la socialdemocracia y con la gente que desde el proceso electoral del 2006 creyó en este proyecto, y en meses pasados convencidos formaron Comités de Acción Política, creo que no se debe tirar a la basura el trabajo hecho y sobre todo creo que en la vida política debemos acostumbrarnos a las divergencias, altibajos, pero sobre todo creo que a l@s verdader@s socialdemócratas nos compete luchar, no sólo ser tildes tibias como tantos pretenden, que a esta izquierda se le quite lo caviar. No es necesario estar en un partido político para buscar cambiar aunque sea un poquito al mundo, sé que es mejor a veces, pero más necesario es el verdadero compromiso, fuera ó dentro el compromiso es el mismo.